Ella
calló. Él también. Ambos se vieron sin decir una palabra. Cruzaron las miradas
como quien contempla un rostro conocido. Pasaron de largo. Él esperó que ella
dijera algo. '¿Sabes? Esperé que de tu boca saliera una palabra. Lo esperé.
Siempre esperé. Ahora reacciono. Volteo a verte.' Ella siguió impávida, sin
mayor atisbo de sorpresa. Continuó su peregrinar por la misma calle gris de techo
nublado. 'Voltea. No me dejes con la duda.' Él esperó que dijera algo. Volvió
su vista hacia delante, dejando atrás a la muchacha de rostro borroso. Él
caminaba hacia la avenida. Ella volteó. Lo vio alejarse. '¿De dónde lo
conozco?'. Y así se perdieron: él entre una humareda de dudas y ella entre un
caudal de cicatrices.
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No todos volvemos la cabeza.
ResponderEliminarSaludos.
Epale Antonio, tiempo sin saber de ti. Gracias por tu visita.
EliminarQue busquen otras calles.
ResponderEliminarY otras vidas.
Creo que se conocían de otra vida. Por eso se llamaron la atención creo.
EliminarNo había mucho o nada que decir.. calles sombrías en las que transita la melancolía
ResponderEliminarpd/ gracias por tu huella.. :-)
No comparemos contenidos.. eso si nada que ver un encuentro con el otro
Si, supongo que los contenidos no son los mismos, hablo de él y ella jajaja. Todos los encuentros son distintos.
EliminarEllos, tal vez pensaban en la angustia. de algún olvido .... y se alejaban sin volver la vista atrás.
ResponderEliminarCruzaron sus miradas, pero no palabras, los dos tal vez dejaron atrás negros nubarrones.
Si, tal vez, alguna conexión Ricardo.
Besos.
Qué bárbaro. Es una entrada increíble, Ricardo. Me ha conmovido, agitado, emocionado, entristecido, ¡de todo! No puedo explicarte las sensaciones que me ha transmitido leer este texto. Enhorabuena.
ResponderEliminarGracias también por tus comentarios, siempre viene bien encontrarme algún comentario tuyo después de algún tiempo sin saber de ti.
Te mando un abrazo.