Seguro
te escondes en alguna parte. Eres una en un millón. Inalcanzable. El
telescopio, tu centinela avasallante, descubre en ti un brillo de cenizas y
cielo gris. Allá. Lejos. Envuelta en un misterio indefinible. Allá donde se
abre un agujero negro y donde no existe el tiempo y el espacio. Abismo sin
cobertura. La mirada de Dios. La mirada agónica de quien desea descubrirte,
explorarte, saber qué escondes entre tantas vestiduras… entre tantas ganas…
entre tanto resplandor. Vuelves entre un millón. ¡Tú! Seguro, segurísimo, que
sigues siendo la misma después de tantos años. Un guiño de luz, en medio de
tanta oscuridad, la última estrella fugaz que le pude decir adiós.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Y sin embargo se percibe, se desea ver su luz, es precioso.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias, Ame.
EliminarHola ojitos marrones. Tus palabras me llegan <3
ResponderEliminarHello, gracias :)
Eliminar